11 septiembre 2009

A Marilú Barboza:Maestra de profesión,artista de alma

Cuando me dijeron que ya no se miraba sus manos ni su mejor perfil parada en un pedestal de madera, frente a un espejo para saber con más aproximación las medidas que en realidad utilizaría para una de sus estatuas, me di cuenta desde mis adentro, que ella se había cansado.

Es que siempre sus obras como autodidacta tuvieron como referencia su propio cuerpo, sus propias manos, su propio espíritu.

Así decidió quedarse en el espíritu de la imagen de Santa Rita de Cassia que recibe a los que ingresan al pueblo por el oeste, en la Virgencita del Asilo de Ancianos, en el San Benito del Hogar de niños que allí encuentran a verdaderos padres que los crian y educan en el amor de una familia como solo Rosita y Eugenio pueden saber hacerlo, en la paloma del Espíritu Santo que desde lo alto en el frente de la Iglesia le pone un marco imponente a la misma Virgen , patrona del lugar.

Ella se encargó de retocar siempre algunos detalles de las innumerables obras que junto a su esposo en su taller le encontraron el modo a darle vida a lo que le andaba dando vueltas por la cabeza.

A su vida de maestra de escuela primaria siempre la alternó con la de la alumna que teniendo el instructor en su casa aprovechó su tiempo, su historia compartida hasta que la fría muerte se lo llevó físicamente porque sin dudas que César Astiazarán se quedó en el corazón de todos incluso de los musiqueros que le hicieron una obra en su nombre.

Ella siempre inquieta supo cómo atraer quizás en la vidriosidad de su mirada, en sus pequeños ojos, en su sonrisa única y en el mayor acto de bondad que una mujer puede demostrar, cuando se dio cuenta que se les fue la vida haciendo obras de arte y no dejaron lugar para traer un niño al mundo, fue entonces cuando decidió adoptar .

En su historia, sí que hay de todo. En cada recoveco que se ingrese siempre habrá o una obra inconclusa o una exhibida y siempre pero siempre colaborando con más de una Institución.

Ella marcó a fuego en mi vida desde niña, cuando sin haber ido al jardín de Infantes, directamente ingresé con el guardapolvo blanco. Ella me recibió en la Escuela Cabecera, ella fue la que me inclinó a recitar poesías y me colocaba una trenza postiza larga, una flor roja en la oreja derecha para hacerme recorrer los diferentes grados recitando ante las demás maestras.



Cómo no quererla entonces?, cómo no sentirla mía?, si fue ella la primera que supo con una delicada gubia ir calando hondo en mi esencia el amor por las letras, la música y el baile.

Pasaron los años, ya en cuarto grado volvió a ser mi maestra y desde entonces hasta ahora es mi amiga.

Es tan lindo verla cuando llego al pueblo, un segundo basta para darme cuenta que pasan los años y que en esta vida lo mejor está en la vida misma, la que se comparte con pena y alegrías.
Por eso maestra, mujer, artista plástica, amiga…quise recordarte. Porque si no lo hago me traiciono a mí misma. “Marilu : No sueltes mis manos, vayamos juntas a los grados de la escuela 143 recitando siempre la misma poesía. No importa si el autor es German Berdiales, ni ante quien se la diga, lo que sí me importa es que seas mi guía”.









Clara Gonzalez
24 de agosto
23.40-
Corrientes capital-Argentina

1 comentario:

Anónimo dijo...

FUE MUY FUERTE LEER ESTO DE MI TIA MARILU, COMO LA QUIERO!
GRACIAS CLARITA POR LLEGAR A LOS SENTIMIENTOS!
BESOS
MARIA JOSE BRASCHI